Obviamente este planteamiento parte de la hipótesis de hasta dónde podríamos llegar si quisiéramos llevar toda nuestra actividad cotidiana desde casa, no es ni mucho menos una invitación al enclaustramiento. Pero sí es cierto que en los últimos años tanto la llamada realidad virtual como los servicios que se prestan desde internet, han evolucionado hasta el punto que a día de hoy podemos realizar acciones impensables hace tan sólo diez o veinte años. Acciones como realizar la compra, trabajar desde casa, como pedir un préstamo por internet en caso de no salirnos las cuentas etc. Un sinfín de posibilidades con las que, si quisiéramos, mantener una rutina cotidiana desde nuestro hogar: muy útil por otra parte si por razones ajenas a nuestra voluntad no tenemos más remedio…
El auge del teletrabajo
¿Qué es lo primero que necesitaríamos para no tener que salir de casa? Además de una obvia fuente de alimentación que trataremos más abajo, lo primerísimo es asegurarnos de no dejar de percibir ingresos para podernos permitir “ese lujo” de no tener la necesidad de salir a la calle (hecho que no recomendamos: nada como disfrutar del ambiente de la ciudad o la tranquilidad del campo).
Esto es posible gracias al teletrabajo o trabajo a distancia. Una nueva forma de empleo en continuo auge ya que permite una mayor flexibilidad, una importante reducción de costes y no por ello deja el empleado de ser un importante activo empresarial.
Por otra parte, gracias a las comodidades que ofrece internet y servicios de autogestión como las plataformas e-commerce, es una salida elegida por muchos autónomos ligados a las nuevas tecnologías, que deciden ofertar sus servicios desde la web sin necesidad de tener que exponerlos en locales u oficinas. Comodidad y ahorro a un solo clic.
El auge de las e-commerces
Las e-commerce no sólo nos permiten gestionar nuestro negocio, sino que suponen poner al alcance de una pantalla servicios interactivos sin necesidad de levantarnos de nuestro sillón.
Comprar todo lo que esté a nuestro alcance y recibirlo a domicilio, solicitar un préstamo o realizar gestiones bancarias, no perder contacto con lo que ocurre afuera gracias a los miles, millones de canales informativos disponibles… Internet es una ventana al mundo completísima donde no te tiene por qué faltar de nada.
¿Y las relaciones sociales?
Esta utopía digital propia de la mejor novela de ciencia ficción acaba al momento de tratar las relaciones sociales. Por mucho que queramos evadirnos del exterior y aun así simular experiencias reales (como la de salir a comprar ropa, con sofisticados probadores virtuales donde incluso podemos saber cómo nos quedarán las prendas), nada podrá sustituir la experiencia de una buena charla cara a cara con un café de por medio, la de un placentero paseo en pareja etc.
Aunque bien es cierto que el poder de las redes sociales no deja de crecer día tras día, y se trabaja con que el siguiente paso sea la de poder recrear realidades virtuales en tres dimensiones pero, ¿Realmente queremos llegar a eso en el aspecto del contacto humano?