La iluminación es un arma poderosa cuando hablamos de exposiciones y muestras de cara al público. Cualquier obra trata de contarnos una historia, de transmitir un mensaje o concepto. Y la iluminación, con focos led u otros elementos, es uno de los elementos esenciales en ese proceso de conexión con el público.
Gracias a ellas podemos apreciar cada elemento de la pieza en cuestión. La iluminación aporta valor, resalta matices y crea ambientes y espacios únicos por lo que, además, sirve como guía y motor para el visitante.
La mejor obra de arte puede verse arruinada por un mal enfoque e incluso existe el riesgo de su deterioro. A continuación, explicamos algunos consejos y aspectos a tener en cuenta si somos coordinadores de una exposición y queremos un resultado de diez.
Ley de los 30º
Cuando aplicamos la luz con un ángulo de incidencia de 30º, ésta modela la plasticidad de las esculturas y facilita la iluminación sin reflejos en cuadros. Es importante buscar equipos de iluminación que garanticen una representación real y natural de la obra, con una reproducción cromática óptima y una temperatura de color adecuada.
Iluminación personalizada
La iluminación siempre debe ser concebida de manera global, como un sistema único. Incluso cuando haya más de una obra en la misma sala. La luz deberá de ser siempre única para cada espacio y tener la capacidad de crear ambientes específicos. La intensidad o la temperatura de color son aspectos que variarán y se determinarán de manera individual.
Estudia las lámparas
Para llevar a cabo una iluminación correcta es fundamental conocer de primera mano el material con el que trabajamos y saber a dónde queremos llegar. Debemos estudiar los espacios, conocer la galería, cómo han sido las exposiciones en el pasado así como las diferentes lámparas con las que vamos a trabajar, conocer su temperatura de color, su eficiencia energética, qué tipo de luz emiten, etc.
Hoy en día encontramos un amplio abanico de soluciones en el mercado así como de colores. Cada uno de ellos nos permitirá lograr efectos distintos. Por ejemplo, los LED, cada vez más utilizados en estos espacios, poseen una gran calidad de luz y una eficacia muy alta.
Utiliza filtros
Algunos materiales como las acuarelas, los ejemplares de historia natural o el papel son hipersensibles a la luz, por lo que deberemos tratar de no iluminar de forma directa y utilizar filtros para reducir el calor con el objetivo de no deteriorar las piezas.
Materiales como las pinturas al óleo, la madera o las policromías también pueden ser sensibles, por lo que debemos controlar los niveles de iluminación en estos casos, y dejarlo en manos de especialistas en montar exposiciones.
Más allá de proteger las diferentes obras de arte de la luz, los filtros tienen la capacidad -al controlar la luz- de crear diferentes ambientes jugando con la intensidad o la temperatura de color. Se trata de un material necesario por esos dos aspectos: la protección y conservación de las obras y su papel a la hora de crear ambientes diferentes.