Si has nacido a partir de la década de los 80, seguramente también seas uno de ellos. Son los conocidos como millenials. Una generación especializada en la era digital que vive híper conectada y que se muestra muy atraída por todo lo que hace referencia a la industria tecnológica.

Dentro de los millenials hay muchos tipos de clases sociales. Sin embargo, si hay un denominador en común que define a todos sus integrantes es su pasión por los medios que hasta hace unos años se consideraban como no convencionales. Es decir, todo lo que está relacionado con internet.

Y si nos detenemos a analizar a profundizar el ámbito económico, son las criptomonedas, y más concretamente el bitcoin, el que está acaparando toda la atención. Son muchos los jóvenes que se dedican a comparar y comprar criptomonedas en busca de la transacción más ventajosa.

El bitcoin, al alza entre los millenials

Desde su nacimiento, el bitcoin ha experimentado un crecimiento que hacía muchos años que no veíamos en ningún otro producto financiero. Concretamente durante el año 2017, pudimos ver como esta criptomoneda alcanzaba unos máximos históricos que hicieron que todo tipo de clases sociales se fijaran en él como un producto más que solvente. Tanto es así que fueron muchas las personas que se decidieron por él a para conseguir rentabilizar sus ahorros.

Entre los millenials, su atractivo es mucho mayor al que puede acaparar el oro. Los motivos que llevan a esta situación son muchos. Partiendo de la base de que es una moneda puramente digital. Resulta obvio comprender que las generaciones que han nacido con el auge de la tecnología se muestren mucho más atraídas por este tipo de moneda.

Sin embargo, este no es el único. Al igual que ocurre con el oro, el bitcoin no puede ser imprimido por ningún banco. Por tanto, ninguna entidad financiera puede hacerse con el control de su valor. Al menos, de momento. Por lo que el hecho de que actúe al margen del estamento financiero es otro de sus grandes puntos a destacar. Más aún para una generación que ha visto en los últimos años como el ámbito financiero no es tan solvente como se podía esperar de él.

Un producto digital

El símil entre el oro y el bitcoin parece lógico. Ambos cuentan con ningún valor, hasta el momento en el que alguien está interesado en comprar una cantidad. Que es el momento en el que se empieza a negociar cuál es su valor real. Y toca pensar cómo elegir el mejor intercambio. Sin embargo, para el público más joven, el oro no tiene tanto valor como lo tenía antaño, y la conversión entre BTCUSD es más sencilla y comprensible.

Nos referimos a una generación que ya no lleva joyas. Que no usa relojes, sino que utiliza smartwatches. Y que se preocupa por todo lo que cabe dentro de un pendrive o de un teléfono móvil. Transportar un millón de bitcoins es tan sencillo como llevan un pendrive o almacenarlos en la nube. Nada más. Ni maletines pesados, ni sistemas de seguridad adicionales. Todo queda registrado en un soporte digital al que únicamente su propio usuario tiene acceso.  

Por tanto, y pese a que criptomonedas como el bitcoin o el ethereum todavía tienen un largo camino por recorrer. Lo cierto es que puede que nos estemos encontrando en la que se convertirá en la moneda de un futuro que cada vez parece más presente.