A 40 años de «la noche de los bastones largos»

Hoy se cumple en Argetina el 40 aniversario de la noche conocida como «la noche de los bastones largos«.

Un poco de historia para ver que fue lo que paso:

El 29 de junio de 1966, el general Juan Carlos Onganía, asumió el gobierno.

El Estatuto de la Revolución Argentina se adosó a la Constitución Nacional. Por ese Estatuto juró Onganía. Se disolvió el Congreso, se intervinieron todas las provincias y organismos del Estado y se destituyó a los miembros de la Corte Suprema. Los bienes de los partidos políticos fueron confiscados y vendidos; de este modo se confirmaba lo irreversible de la clausura de la vida política. Los ministerios fueron reducidos a cinco. Se creó una suerte de Estado Mayor de la Presidencia, integrado por los Consejos de Seguridad, Desarrollo Económico y Ciencia y Técnica.

En general la sociedad no reaccionó, excepto la Universidad. Las Universidades eran vistas como la cuna del comunismo; el lugar de propagación de doctrinas disolventes y un foco de desorden. Las Universidades fueron intervenidas y se terminó con su autonomía académica. En la noche del 29 de julio de 1966, en la denominada «noche de los bastones largos», la policía apaleó a estudiantes y profesores de algunas Facultades de la Universidad de Buenos Aires, provocando un importante movimiento de renuncias de docentes.

a modo de referencia, vale aclarar que según el Gral Peron, «lo mejor que le puede pasar a un gobierno es que la sociedad sea analfabeta«, de esta manera no reaccionan ante las cagadas constantes que sucede en el medio

La censura se extendió a las costumbres de la gente. La represión tenía que ver con el intento de erradicar el comunismo. Determinadas manifestaciones culturales se las veía como sinónimo de una expresión de la izquierda. La dictadura militar fue muy dura. Al menor atisbo de huelga, se producían los despidos. Antes de redefinir la política económica se redujo el personal en la Administración Pública y en algunas empresas del Estado, como Ferrocarriles. Otra medida espectacular fue el cierre de la mayoría de los ingenios azucareros de la provincia de Tucumán, que venían siendo ampliamente subsidiados. Toda la protesta sindical fue acallada. Se sancionó una ley de arbitraje obligatorio, que condicionó la posibilidad de hacer huelga. El Plan de lucha de 1967 encontró una acción agresiva muy fuerte; despidos masivos, retiros de personería sindical, intervenciones. Por lo tanto la C.G.T. decidió suspender la medida.Estos textos son un extracto nomas de una publicación hecha en el sitio http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi98/JuanitoyRamona/pagina_n17.htm

Las consecuencias de esta noche fueron debastadoras al corto, mediano y largo plazo; el exilio de los craneos del país se produjo en forma instantanea, las universidades extranjeras empezaron a tomar estudiantes y profesores de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y de otras facultades del país.

Con este tipo de acontecimientos que para la época eran mas que comunes como lo fue tambien «la noche de los lápices», el país comenzó a quedarse en el tiempo, en todo sentido, ya sea a nivel social, político, económico, tecnológico, etc.

A modo de referencia, tengan en cuenta que una de las personas que estuvo desarrollando lo que nosotros hoy usamos para manejar nuestras computadoras (mouse) es un argentino exiliado en EEUU por los acontecimientos de esta trágica noche.

Los expertos dicen que el país se demoro a nivel tecnológico más de 15 años gracias a este tipo de acontecimientos.

Uno siempre habla sobre acontecimientos trágicos en todo sentido y trata de no recordarlos para no caer en una especie de depresión. Yo lo único que les puedo decir como argentino, es que no nos olvidemos, recapacitemos; no quiero llevar a este blog a un debate político porque la verdad que no nos darían los días para poder hablar de esto pero la verdad es que ganas no me faltan…..

Este es un ejemplo más del país que no miramos, dicen que lo mejor es mirar a futuro, pero para poder tener en cuenta a donde vamos, necesitamos saber de donde venimos….

benny

gracias al comentario de smaldone, les dejo un texto extraído de su blog personal

A cuarenta años de un gran retroceso de la Universidad Argentina: la Noche de los Bastones Largos

Por Jorge Aguirre

Introducción

En 1966 el sistema universitario argentino vivía un acelerado proceso de desarrollo, investigadores argentinos se formaban en el exterior y luego regresaban a sus grupos de investigación, dos universidades habían desarrollado prototipos de computadoras, la cantidad de publicaciones argentinas en medios internacionales crecía rápidamente, se habían inaugurado los primeros edificios la Ciudad Universitaria de la UBA y la universidad realizaba importantes transferencias a variados sectores productivos y de gestión. Sin embargo la noche del 29 de Julio de 1966, luego llamada Noche de los Bastones Largos, la dictadura de Onganía intervino a todas las universidades nacionales y, sin comunicación previa de la intervención a las autoridades, su policía desalojó a bastonazos la cede de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos de Aires. Fueron golpeados autoridades, profesores (incluso un visitante estadounidense) y alumnos. La indignación provocó una renuncia masiva de destacados docentes e investigadores y ese floreciente período de la Universidad Argentina quedó trunco. Aquí se resumen los antecedentes, las causas y las consecuencias de este aciago suceso, que aún se proyectan sobre la situación académica actual.

Antecedentes

Al comenzar el siglo XX el sistema universitario argentino estaba conformado por la Universidad de Córdoba, una de las más viejas de la colonia y la Universidad de Buenos Aires. Por esa época, se incorpora la Universidad de La Plata, que tuvo un importante desarrollo en Ciencias Exactas a partir de la incorporación de varios destacados científicos alemanes. Las universidades habían pasado de depender de la Iglesia a depender del gobierno, que decidía las designaciones de profesores y las cuestiones académicas fundamentales. Su organización respondía a la ideología imperante que las veía destinadas a formar la reducida elite dominante de un país agro exportador.

En 1918, durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, en la ciudad de Córdoba nació un importante movimiento estudiantil, que en contraposición a esa ideología, veía a la Universidad como promotora de progreso y cambio social y propiciaba importantes modificaciones en la estructura universitaria. Este movimiento adquirió el nombre de “Reforma Universitaria”. Los cambios deseados se basaban en los siguientes principios básicos: a) la autonomía de las universidades del poder político; b) El gobierno de las mismas por órganos integrados por representantes de tres claustros: el de docentes, el de graduados y el de estudiantes; c) La provisión periódica de los cargos docentes mediante concursos públicos; d) La libertad de cátedra, que daba total libertad de pensamiento y difusión a los que ganaran la titularidad de una cátedra, permitiendo la coexistencia de cátedras paralelas con distintas orientaciones ideológicas o académicas; e) La asignación por parte del estado de presupuestos que permitieran el adecuado funcionamiento universitario. Luego de una larga huelga y gran movilización que se extendió a otras universidades. los estudiantes lograron la promulgación la “ley de Reforma Universitaria” que consagra los principios enunciados.

La Reforma Universitaria -que en cierta forma anticipó el mayo francés del 68- dio a las universidades argentinas una estructura sumamente moderna que permitió su desarrollo e integró a todos los sectores universitarios en la responsabilidad de su conducción.

Las guerras que devastaron Europa del 36 al 45, Habían enriquecido las universidades argentinas con la incorporación de importantes científicos europeos. La radicación previa de Rey Pastor en la Argentina, primero como profesor de la Universidad de Rosario y luego de la UBA, había dado origen a la Escuela Matemática Argentina a la que se integraron inmigrantes ilustres como Beppo Levi -en la Universidad de Rosario- y jóvenes brillantes como Luís Santaló, Manuel Balanzat y Mischa Cotlar en Buenos Aires.

Hacia 1957, el gobierno militar del Gral P. E. Aramburu, que había derrocado en 1955 al gobierno constitucional justicialista del Gral. Juan Domingo, antes de iniciar el proceso electoral con el que se elegiría un gobierno civil, con la proscripción del justicialismo, las universidades, que estaban intervenidas, fueron normalizaron eligiendo sus autoridades según la ley de la Reforma. Las autoridades universitarias electas incluían a brillantes intelectuales, que iban a impulsar una progresista e importante transformación.

Al gobierno de Aramburu siguió el del Dr. Arturo Frondizi, que ganó las elecciones de 1958. Los votos del proscripto Justicialismo decidieron el triunfo de Frondizi. El nuevo gobierno civil apoyó el desarrollo de las universidades nacionales, que continuaron el camino iniciado en el 57, aunque su gestión se vio progresivamente limitada por la falta de apoyo propio y por el constante cuestionar de los militares, mientras crecía clandestinamente en tamaño y organización el movimiento justicialista.

Dentro de la transformación universitaria iniciada en el 57 se destacaron importantes proyectos de desarrollo de las Ciencias Exactas y la Ingeniería. Resulta emblemático el de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA cuyo Decano era el Dr. Rolando García y cuyo Vicedecano era el Dr. Manuel Sadosky. La Facultad creció rápidamente: se ejecutó un importante proyecto de formación de recursos humanos, se consiguió equipamiento e infraestructura y se incrementó notablemente la planta de docentes-investigadores (planta que se calificaba con el retorno de los que partían a realizar estudios de posgrado en el exterior) y se propició la dedicación exclusiva. En este contexto de ebullición académica también iba a ingresar la primera computadora en la Academia rioplatense, la legendaria Clementina.

El Dr. Sadosky en 1958 inició los trabajos de implantación de la Computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, e impulsó la adquisición una computadora. Se seleccionó a una Ferranti que llegó al país en 1960 y fue instalada en el flamante Pabellón I de la Ciudad Universitaria en construcción. La Computadora recibió el nombre de Clementina. Sus dimensiones sorprenden hoy: ocupaba toda una sala, estrictamente acondicionada; pero su memoria principal tenía sólo 1 K palabras de 48 bits. Como memoria secundaria tenía tambores magnéticos y la entrada/salida se realizaba mediante cinta de papel perforada, impresora, consola y un parlante con el que deslumbraba tocando algunas oberturas. Contaba con un compilador de un lenguaje orientado al cálculo, Autocode, con el que se iniciaron las primeras camadas de programadores argentinos. En 1962 Sadosky fundó el Instituto de Cálculo, que dotado de la nueva herramienta, se ubicó en la primera línea del acelerado desarrollo de la Facultad, mandando a varios de sus jóvenes integrantes a realizar estudios al exterior y alcanzando masa crítica y reconocimiento rápidamente. Clementina permitió iniciar investigaciones de desarrollo de software de base, de desarrollo de periféricos e interfaces, de matemática aplicada y permitió realizar transferencias en distintas áreas.

En la Facultad de Ingeniería de la UBA también se constituyeron grupos de investigación y desarrollo en Computación y el Ing. Humberto Ciancaglini fundó un grupo de electrónica digital que llegó a diseñar y construir un prototipo de computadora, que fue llamada CEFIBA (1962). En la Universidad Nacional del Sur también se iniciaron trabajos en Computación digital y el grupo del Ing. Jorge Santos llegó a construir una computadora denominada CENUS (1962) a la que sólo le faltó (por falta de presupuesto para construirla) la memoria suficiente para que pudiera funcionar.

El proceso vertiginoso de avance de la estructura científica de los años de 1958 a 1966 fue acompañado por una gran politización estudiantil, mientras que el poder político de la cúpula militar crecía y cuestionaba constantemente las acciones del gobierno nacional, a través de lo que en la época se conoció como “planteos militares”. Finalmente, en 1962, el Dr. Arturo Frondizi fue conminado a renunciar y ante su negativa apresado y mantenido prisionero en una isla. Se implementó una parodia de gobierno civil, bajo control de los militares y finalmente, luego de una cruenta confrontación de dos bandos militares se llamó en 1963 a elecciones nacionales, de cuyo proceso nuevamente se excluyó al movimiento justicialista.

En las elecciones de 1963 resultó electo presidente el Dr. Arturo Illia. Durante la presidencia de Illia, continuaron los planteos militares, también las presiones del justicialismo y de otros movimientos populares antiimperialistas. Particularmente los estudiantes lucharon por un mejor presupuesto universitario y también tuvieron importante participación en la resistencia al envío de tropas argentinas para participar en la invasión de Estados Unidos a Santo Domingo en abril del 65. Finalmente los militares depusieron a Ilia y asumió la presidencia el comandante del ejército, Juan Carlos Onganía. Los estudiantes fueron el sector que más se opuso a la nueva dictadura militar. En este contexto, sin el apoyo de otras fuerzas populares y en la mira de la dictadura, los días de aquella Universidad estaban contados.

La Noche de los Bastones Largos

El 29 de julio de 1966, Onganía firmó el decreto de intervención a las Universidades Nacionales. Esa Noche de los Bastones largos, así llamada por los largos bastones que utilizó la policía, sin que las autoridades universitarias fueran notificadas de la intervención, fuerzas de asalto policiales irrumpieron a bastonazos en la vieja sede de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA -hoy Manzana de las Luces- en la que deliberaban autoridades, profesores y estudiantes. Nadie escapó a los bastonazos y muchos fueron detenidos, incluso un profesor visitante estadounidense.

Consecuencias

Indignados y convencidos de la imposibilidad de continuar el proyecto académico numerosos profesores renunciaron de inmediato. Así, se inicio el éxodo de nuestros más destacados investigadores en Ciencias Exactas. El proyecto había sido truncado, un sablazo había cortado el hilo de su historia. Después de una prolongada clausura la Universidad reabrió sus puertas, mientras renacían las protestas estudiantiles, su represión y las detenciones. Era otra Universidad. La policía ocupaba puertas y pasillos. Estaban prohibidas las reuniones y en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA en algunas disciplinas, paradigmáticamente en Computación, casi no quedaban profesores formados. Algún tiempo después, Clementina también dejaría de funcionar, exhausta ante la falta de mantenimiento, el centro en que naciera la computación argentina pasaría muchos años sin ninguna computadora.

La Noche de los Bastones Largos no fue el único suceso que truncara o intentara truncar importantes proyectos científico tecnológicos en muestro país, también lo fueron: Como un anticipo de ella, pocos años antes, en 1962, el instituto Malbrán, que bajo la dirección Dr. Ignacio Pirosky se había convertido en un centro de excelencia en Microbiología, al que se había integrado el Dr. Cesar Milstein luego de terminar su pos doctorado en Inglaterra, fue intervenido y dejado cesante su director; como consecuencia Milstein, carente de proyecto local, regresó a Inglaterra donde iba a obtener luego el premio Nobel. También lo fue la cesantía del Dr. Bernardo Houssay (fundador de la Escuela Argentina de Fisiología también galardonado con el Premio Nobel) antes del gobierno de Perón y luego su jubilación obligada durante el mencionado gobierno, que previamente lo restituyera en sus cargos y funciones. Más tarde durante el neoliberalismo de los 90 el deterioro de la Comisión Nacional de Energía Atómica que fue dividida (separándose producción de investigación) y en la que se implementó un plan de retiro voluntario que alentaba a retirarse a sus investigadores. Otros desgraciados ejemplos, de este período, son la desaparición del Programa Argentino Brasileño de Informática y de la Escuela Superior Latinoamericana de Informática.

Al rememorar el 40 aniversario de la triste “Noche de los Bastones Largos«, hagamos votos porque en nuestra Argentina, como lo es en Brasil y los países de mayor desarrollo, el impulso de la Ciencia y la Tecnología al servicio del pueblo, constituya una Política de Estado, que nos libre de volver a ver, cómo importantes logros son sacrificados en aras de mezquinos intereses o ineptitudes.

Latest Comments
  1. Javier Smaldone
  2. Benny2K

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este formulario recopila su nombre y correo electrónico para que podamos comunicarnos con usted. Consulte nuestra política de privacidad para más información. Doy mi consentimiento para que esta web recopile mi nombre y mi correo electrónico. *